El deporte emerge como un pilar fundamental en el progreso hacia el desarrollo sostenible. Es innegable que su papel se ha vuelto cada vez más crucial en la promoción del desarrollo y la paz, al fomentar la tolerancia y el respeto. Más allá de sus aspectos físicos y competitivos, el deporte se erige como un agente transformador que impulsa el empoderamiento de mujeres, jóvenes, individuos y comunidades enteras. Asimismo, contribuye de manera significativa a la consecución de objetivos relacionados con la salud, la educación y la inclusión social. Es en este escenario donde el deporte no solo promueve la actividad física, sino que también nutre valores fundamentales y cataliza cambios positivos en la sociedad.
Fomentamos el deporte para la materialización del desarrollo y la paz, promoviendo así la tolerancia y el respeto.
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